Las Rías Baixas siempre son un plan que no defrauda para recargar pilas disfrutando del paisaje, la gastronomía y la hospitalidad gallegas. Atesoran auténticos paraísos terrenales y uno que, pese a llevar años ganando tirón y estar ya en el radar del turista más exigente, sigue guardando su esencia e incluso ofreciendo la oportunidad de perderse lejos de la masificación. Es A Illa de Arousa, una isla en medio de la Ría de Arousa.
Hasta 1985 permaneció prácticamente incomunicada y preservó vírgenes sus 36 kilómetros de costa, de los que once son playas y calas. Desde que se construyó el puente -de 1.980 metros- que la une con Vilanova de Arousa aunque no ha perdido ese lado salvaje y sigue habiendo muchos rincones donde encontrar un rincón en soledad. Sin embargo, los visitantes más avezados encuentran pequeñas calitas casi inexploradas e incluso los arenales que se han convertido en mecas del turista te permiten disfrutar de un ambiente menos masificado que en destinos de tierra firme.
O Carreirón bien merece, por sí solo, una escapada. Declarado Parque Natural por la Unión Europea, es un lugar privilegiado para la observación de aves; tan fácil es ver una garza pescando en una marisma o el vuelo de una bandada de patos. Es parada obligada para amantes de la naturaleza, que podrán deleitarse con sistemas dunares, marismas o pinares, y con un paisaje submarino impresionante.
Una de nuestras elecciones en la zona norte de A Illa: 175 metros de arena fina y agua cristalina que la convierten en un lugar idílico. Está rodeada de naturaleza y su atractivo crece por la proximidad del Faro Punta Cabalo, que forma parte de su paisaje y está comunicado con ella con un hermoso paseo.
Suele estar muy concurrida por su belleza, una de las más idílicas, pero también por su entorno y ubicación, de fácil acceso en coche. Se llena hacia el final de la tarde porque es uno de los puntos de la isla con las puestas de sol más hermosas, junto con Area da Secada, con vistas a la Ría de Arousa.
Construido en 1852 sobre las rocas del paisaje incomparable que lo forman. Transformado en un restaurante, recomendamos encarecidamente no dejar la isla sin conocer este lugar geológicamente único.
Además, su nombre se debe a algo muy particular del entorno arousano que no todos saben. Y es que, en la zona del faro, está asentada una colonia de caballitos de mar.
El broche de oro, tomarse algo disfrutando de una puesta de sol sobre las bateas de la ría de Arousa.
Las bateas son un elemento indivisible del paisaje costero de la illa de Arousa. Aquí se cría el mejor mejillón del mundo, y hasta la fecha no hemos probado otro mejor.
Acercarte al mundo de la pesca visitando la lonja para asistir a una subasta, o contratando una excursión para acercarte a las bateas y conocer su proceso de producción. Actividades más que interesantes y recomendables.
Momentos para el recuerdo que nos regala a illa de Arousa.
Situado al norte de la Illa de Arousa se encuentra el Islote Areoso, una zona natural protegida. Este pequeño islote de 9 hectáreas parece una duna surgida del mar. Es la imagen clásica del paraíso playero rodeada de aguas turquesas y cristalinas.
Se puede llegar alquilando un kayak o mediante excursión organizada. Esta isla es una joya del Atlántico que vale la pena conocer.
Recientemente ha entrado en vigor una nueva ley que regula el aforo del islote de Areoso. Ahora para visitarlo, se requiere de un permiso y hay muy pocas plazas disponibles. Los permisos se tramitan por medio de una plataforma de la Xunta de Galicia.
Fuera del Parque Natural del Carreirón la Illa de Arousa tiene también playas impresionantes.
La mejor forma para conocer a fondo la Illa de Arousa es recorrerla utilizando sus paseos peatonales o en bicicleta, desde donde podrás tener vistas excepcionales del entorno.